Los primeros pasos (1)


“Mi nombre es… y soy enfermo alcohólico.” Esta es la primera frase de alto contenido terapéutico que decide el proceso de cambio y da forma a la experiencia de una rehabilitación. Cala a fondo esta afirmación, y sin embargo durante muchas 24 horas no significará sino el deseo de la persona que se acerca a pedir ayuda de quedar bien por medio de una mera fórmula de presentación, como muchas del llamado “mundo de fuera”.

Efectivamente, nada representa para el mundo emocional del enfermo alcohólico la afirmación que de manera consciente, a manera de formulismo, comienza a repetir cada 24 horas en sus sesiones de recuperación en el seno de los Grupos 24 Horas de Alcohólicos Anónimos.

La admisión es definitiva para el inicio de nuestro proceso de recuperación. Sin embargo, es un hecho real la incapacidad de nosotros los enfermos alcohólicos para tomar conciencia de nuestra realidad. Esta ha sido empañada por un deseo consciente y volitivo de no enfrentarla, por los efectos de nuestra ingesta alcohólica y nuestra inveterada costumbre de in-autenticidad. Desde el punto de vista espiritual, todo dentro de un Grupo de Alcohólicos Anónimos está matemáticamente medido, y sería trágico que de golpe y porrazo tuviéramos que enfrentarnos a una realidad que siempre temimos y aborrecimos.

Ningún esfuerzo de nuestra parte hará que podamos saltar el necesario compás que marca el misterio de nuestra recuperación. Cada hora y cada minuto está contemplado en un reloj y en un calendario que no nos pertenece. Es en estos primeros pasos donde de repente sentimos que algo del proceso fatal de nuestra actividad se ha detenido, que una nueva dimensión dentro del mundo ha sido descubierta por nosotros, y de repente los contornos abismales de nuestra tragedia van cambiando su perfil y toda la negación se va diluyendo en un mar de positividad.

 

Virgilio A., Boletín del Movimiento 24 Horas, núm. 1 (febrero de 1984)

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